Comenzaremos con una serie de normas muy fáciles de seguir y que sin duda harán de nuestro espacio vital un lugar armonioso y más agradable:
- Una planta diminuta, por bonita que sea, se pierde completamente en una estancia grande y esto implica una sensación de aislamiento que puede llegar a afectarnos.
- Hay que aprovechar deliberadamente y sin tapujos, los elementos de cosntrucción de que disponemos: repisas, vanos, salientes, chimeneas, etc..
- No tengamos problemas en recortar el crecimiento excesivo de algunas plantas. Una maceta en discordancia con el tamaño de su huesped es contraproducente.
- Elige las plantas en consonancia con el marco que las rodea. A líneas de decoración muy regulares y formales, opongamos plantas de formas irregulares y graciosas; y viceversa.
- La presencia de plantas siempre alegra las zonas más sombrías o proporciona equilibrio a nuestro sentidos. Son islas de naturaleza en toda la extensión de la palabra.